summary: Bella,Edward.Jasper y Emmet caen en un juego erótico que podría cambiarlo n cada desafío sexy, se hace más claro que en el fondo, Bella desea no a uno, ni a dos, sino a sus tres amigos que siguen solteros.¿Tendrá que escoger?.TH. ADVERTENCIA contiene material para mayores de edad.Si eres sensible no sigas leyendo.
Capitulo 9
Capitulo 9
Quitó las bandas de goma de su cabello, sin molestarse en recogerlo otra vez mientras corría hacia abajo por la escalera hacia la calle donde ellos la esperaban. Tenía que ponerse en orden. Este era solo un juego para ellos, una experiencia excitante que estaban determinados a ganar por una apuesta. Tarde o temprano, después de ganar, ellos se reirían de esta noche, harían unos comentarios lascivos y seguirían adelante.
Ella cruzó los dedos.
Había visto a Edward y Emmet juntos, susurrando justo antes de que llegaran a su siguiente destino. ¿En qué estaban ahora? Jessica rebotó hacia ellos con una sonrisa brillante.
-Su equipo está haciendo un tiempo excelente. Bien. Ahora necesitaremos a Bella, y un voluntario suplementario para hacer funcionar este desafío particular.-
-Vamos, chicos.- Bella compartió una sonrisa de buen humor con Jessica mientras miraban a los tres hombres jugar a Piedra, Papel o Tijeras. Jasper perdió. Tres veces.
Los otros dos sutilmente chocaron puños, y ella lo supo. Lo habían arreglado. Habían querido asegurarse que Jasper perdiera. Ese era un buen juego para eso. Incluso Bella sabía que Jasper creía tener un sistema para aquel juego ridículo. Pero el sistema se igualaba previsiblemente cuando habías conocido a los otros por tanto tiempo como ellos lo hacían.
-Ustedes dos tendrán que llevar esto. Sólo durante un minuto. Edward y Emmet, aquí, los conducirán hacia donde tienen que ir. Solo deben confiar en ellos.- Bella vio la venda para los ojos en su mano y suspiró.
Jasper dio un paso atrás. -De ninguna maldita manera.-
Ella cruzó los brazos. -¿Así que está bien para mí el rebajarme totalmente y ser puesta en situaciones vergonzosas, pero no para ti?-
Él puso sus manos en alto. -Bella, yo solo-
Ella lo miró fijamente en silencio hasta que él asintió. -Estás completamente en lo cierto. Estoy siendo un idiota.- Él tomó la venda de ojos y resopló. -Solo estoy un poco fuera de mi elemento.-
Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, dándole un beso en la mejilla. -Únete al club. Solamente quiero saber cuándo será el turno de Edward y emm para sufrir-
Las largas pestañas de Jasper bajaron sobre aquellos ojos celeste mar. -Ellos tendrán su turno. No te preocupes por eso.-
Le permitieron a Jessica atar las vendas alrededor de sus cabezas. Bella encontró que sus otros sentidos estaban en alerta máxima. Podía oír las conversaciones en español en una tienda cercana. También oler el aroma de algo delicioso cocinándose en una la parrilla al aire libre, y su estómago gruñó.
Claire y Quil, la pareja inglesa, acababan de llegar. Claire se reía tontamente como una adolescente de algo que Mike le decía. Jessica tocó su mano. -Voy a cederte a Edward ahora, ¿Está bien, Bella?-
-Espera. Quería preguntar… ¿tú hiciste esto antes? ¿Con Mike?-
Ella casi podía oír la risa de la voz de Jessica. -Sí. Lo hice. Me volví un poco salvaje cuando vine aquí para las vacaciones de verano. Estaba dispuesta a probar cualquier cosa. Tuve mucha suerte, sin embargo, porque esto me trajo hasta él.-
Bella sonrió. -Me he desarrollado tardíamente. Esta es mi primera vez en volverme salvaje.-
Jessica rió. -Si puedo decirlo, pareces estar reponiendo el tiempo perdido.-
Sintió el momento en que Edward se puso de pie a su lado. Jessica colocó su mano en la suya, y Bella tembló. Los amaba a todos ellos, pero sabía que estaba más cercana a Edward. Él era el que se había quedado despierto toda la noche con ella, aún después de que los demás se hubieran dormido en sus sacos de dormir, cuando su abuela murió. El que propuso la idea de que la tía de Jake acogiera a Bella para que no fuera enviada a vivir con algún extraño, o fuera atrapada en el sistema de adopción por el resto de su adolescencia. Ellos hasta habían decidido entrar en los negocios juntos, haciendo a Jacob un socio igualitario en su cadena de artículos de deporte. Vendieron aventuras al aire libre, y fueron malditamente buenos en ello. Sin Edward, ella no sabía dónde estaría.
Él era también sobre el que ella había fantaseado más a menudo. Tal vez era porque, tan cercanos como eran, él era todavía un misterio. Tenía un aire de secreto sobre él, como si hubiera una parte de él que mantenía separada de todos. Y, tenía que admitir, tenía un cuerpo duro como una piedra. El hombre estaba realmente bueno.
-Estás tan tranquila, Mario. ¿Qué estás pensando?-
-Nunca te lo diré.-
Él se inclinó más cerca mientras se abrían las puertas de otro club atestado. -¿Quieres apostar?-
-No comiences, Edward. Pienso que he terminado de apostar por un tiempo. Solo dime a donde ir para no tropezar.-
-Confía en mí, cariño. No te dejaré caer.- Ella comenzaba a pensar que era un poco tarde para aquella promesa.
Estaban caminando por un pasillo estrecho, podía oír a Jasper quejándose a Emmet por delante de ella y sonrió. El aliento de Edward acarició su oído. -Emm tenía razón, ¿cierto, Mario? Fue la idea de ellos juntos lo que finalmente te envió sobre el borde.-
Ella se mordió el labio. -¿Es eso raro?-
Él redujo la velocidad. -No. No hay nada raro sobre las personas que se desean las unas a las otras. El sexo es la cosa más natural sobre el planeta. Algunas personas solamente necesitan perder la capacidad de controlar la situación, para que finalmente puedan ser honestas sobre lo que quieren. Para poder ver lo que está justo frente a ellas.-
¿Hablaba sobre Jasper, o ella? -¿Alguna vez has perdido el control?-
-Estuve cerca esta noche. Viendo cómo te corrías. Viendo a Jasper follarte con sus dedos. Quise mandar a la lona de un golpe al idiota de Mike por interrumpirnos. Pero si él no lo hubiera hecho, yo no habría sido capaz de detenerme de tomarte.-
Bella lamió sus labios. Su cuerpo había comenzado a calentarse otra vez. Dios, le gustaba cuando él le hablaba así. Edward la giró, dirigiéndola a través de una puerta. Él murmuró un bajo "gracias," a alguien, y luego la puerta se cerró con llave detrás de ellos.
-¿Edward?-
-Estoy aquí, Bells. También están Jasper y Emmet.-
Ella inclinó la cabeza, escuchando. Podía oír la respiración de Emmet acelerarse, oír el estrépito del metal, y el chasquido de algo enganchándose en su lugar.
-Hijo de puta.- Jasper sonaba gruñón, pero resignado. Y algo más. ¿Encendido?
Edward tomó su mano otra vez, dirigiéndola más hacia adentro en la habitación. -¿Recuerdas lo que decía la pista? Esta parte del juego es todo sobre la confianza. Si queremos ganar esta apuesta, tienes que confiar en mí. Sube.-
Ella lo hizo, colocando sus pies sobre dos plataformas parecidas a pedales. Se inclinó hacia atrás contra lo que sintió un poco como una máquina de ejercicio. Cuero contra su espalda, metal frío contra sus muslos.
-Levanta los brazos.- Su voz sonaba extraña. Casi gutural. Ella levantó los brazos y él tomó sus muñecas, colocándolas en… ¿qué era eso? ¿Pulseras de restricción forradas de cuero? -Mi confianza se está acabando, compañeros. ¿Puede alguien quitarme la venda de los ojos?-
-En un minuto. Quiero apreciar esto.- El tono de Edward estaba lleno de satisfacción. Eso ponía nerviosa a Bella.
-¿Ella realmente se ve sexy así, verdad? Consigamos una tercera opinión.- Emmet tenía aquel sonido travieso que quería decir que ella estaba en problemas. Sus muslos se movieron, agitados. Ella quería estar en problemas. En el segundo que Edward la había atado sobre este…lo que fuera…su corazón había comenzado a palpitar como loco y sus pezones habían empujado contra su camisa.
Estaba averiguando algunas cosas espantosas sobre ella esta noche.
-¿Es este el juego? ¿Torturarme mostrándome lo que no puedo tocar?-
Emmet se rió de Jasper. -Ella te escogió en el último desafío. Tú la tocaste, aquí.- Sintió la camiseta levantarse hasta su cuello. Unos dedos bailaron ligeramente por sus pechos desnudos, y su aliento salió en un jadeo. -Tu mojaste tus dedos en su calor.- Unos nudillos apretaron, durante un momento frustrante, sobre la tela de sus pantalones cortos entre sus piernas.
-Emmet tiene razón. Nosotros los miramos gozar juntos, pero las reglas nos impidieron participar. Es nuestro turno ahora.-
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